Encuentro Grupo de Apoyo de Mujeres-GAM, del 4 al 9 de junio.
6 junio, 2022«Tu demanda, mira a donde nos manda»
26 julio, 2022Por: Germán A. Osorio Zuluaga, Laico.
Hace algunos años el entonces arzobispo de Manizales, monseñor Fabio Betancur Tirado, escribió una carta dirigida al clero y feligresía de la arquidiócesis. En ella narraba varios hechos, instituciones, personas y acontecimientos que él llamaba el paso de la Divina Providencia en la vida de esta porción de Pueblo de Dios. Esta carta me hizo tomar conciencia de que Dios, normalmente, no actúa directamente, sino que lo hace a través de las situaciones propias del acontecer diario, aun, las que consideramos negativas. Vale la pena recordar a Romanos 8, 28: “Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio”.
Traigo a colación esta anécdota para hablar de la Condesa Genoveva de Andigné. Según cuenta la historia de nuestra congregación, intervino en muchos momentos de la vida de nuestra madre y la fundación de la Obra Santa. La condesa conoció, de novicia, a María de Santa Eufrasia en el convento de Nuestra Señora de la Caridad en Tours y descubrió en ella, todas sus cualidades y liderazgo. De hecho, por su consejo, las hermanas de la comunidad de quien era conocida, la eligió como superiora siendo recién profesa. Posteriormente, recomendó a esta comunidad la fundación de un convento en Angers, el cual se convirtió en la cuna de nuestra congregación, y ella misma acompañó en su viaje, a las hermanas que conformaron la primera comunidad. Sin contar que fue una gran bienhechora y excelente amiga y consejera de la hermana Pelletier. Esto último, gracias a que vivió los últimos años de su vida en la Casa Madre.
Es así como una narración plasmada en los anales de la Casa Madre, muestra la estrecha relación entre ellas. Cuenta que cierto día Santa María Eufrasia fue a visitar en sus aposentos, a la condesa.
Tocó a su puerta. Ella abrió y le dijo, refiriéndose a nuestra madre fundadora: ¡Ah! ¡Es Nuestra Señora de la Buena Esperanza! A lo que respondió la madre Eufrasia: “que viene a presentar sus homenajes a Nuestra Señora de la Caridad”
Estos y otros hechos narrados sobre la condesa de Andigné, me llevan al convencimiento de que fue, muchas veces, instrumento de la Divina Providencia en la fundación de la Obra Santa.