2 AÑOS DE SOLIDARIDAD COLOMBO VENEZOLANA
20 febrero, 2021Protagonista de un Sueño
5 marzo, 2021Foto: Participantes del proyecto, Mujer y familia hacia una migración segura. La historia de dos países vecinos como lo son Colombia y Venezuela siempre ha estado entrelazada, debido a las diferentes situaciones políticas y socioeconómicas que afectan indiscutiblemente a cada territorio, si retrocedemos un poco en el tiempo, podemos ver como la migración de venezolanos se convirtió en un fenómeno nuevo, que contribuyó a una gran transformación en nuestro país. Es importante recalcar que Colombia no era un país receptor, por el contrario, siempre se caracterizó por ser migrante, en especial, en el tiempo que la bonanza petrolera en Venezuela estaba en su mayor punto. Pero esta situación cambio hace más de una década, debido a las diferentes problemáticas que ha presenciado el vecino país. Aunque al principio el éxodo consistió en la huida de empresarios y profesionales de clases media y alta, debido a las medidas cada vez más radicales del régimen político, poco a poco se fue intensificando, hasta el punto en el que un gran número de población venezolana necesitaba salir de su país a buscar una mejor vida y mejores oportunidades para la familia. Aunque miles de familias que salieron de territorio venezolano, en busca de un mejor mañana, el panorama fue convirtiéndose desalentador debido a las pocas oportunidades laborales y a la xenofobia que se empezó a evidenciar en los países receptores. Debido a este gran fenómeno, la Fundación El Buen Pastor busca cumplir su misión cuidando a sus ovejas, sin discriminar a ninguna, a pesar de las diferentes situaciones por las que hayan atravesado, y en especial busca ser una luz en el camino de muchas mujeres que anhelan un mejor futuro para su familia. A través de diferentes iniciativas se ha buscado promover la inclusión y el emprendimiento, una de ellas es el programa “Mujer y familia hacia una migración segura” el cual desde el año 2019, ha buscado crear oportunidades basándose en la inclusión, formación de valores, habilidades y fuerza espiritual. Para muchas mujeres es complicado el poder integrarse en un nuevo contexto social, donde en muchos casos, la discriminación, producto de la diversidad cultural y situación económica les limita las oportunidades para emprender, es por ello que el programa busca, ser esa voz de aliento desde el primero momento, para que se empoderen, tengan una mejor calidad de vida junto a su familia. Desde el inicio del programa, en la ciudad de Cúcuta al ser un gran paso fronterizo, eran muy visibles las dificultades de muchas mujeres, por eso se invitó a participar a un número significativo de ellas al programa. Se brinda ayuda psicológica, emocional y espiritual como respuesta a los efectos de las diferentes situaciones que han tenido que afrontar. Se ofrece capacitación en confección, repostería y belleza integral. Aproximadamente, cada año, 50 mujeres se benefician de capacitaciones, a través de dos módulos, con la oportunidad de emprender un negocio y habilidades para adaptarse a su nuevo entorno. La pandemia generó un nuevo reto en el desarrollo de los talleres, originalmente presenciales, ya que tocó llevarlos al mundo de la virtualidad con la precariedad tecnológica que acarrea la condición de pobreza de las participantes, sin embargo con el apoyo de los proyectos y sus deseos de salir adelante junto a sus familias, las hizo perseverar en el proceso. Han sacado productos que les sirve para la venta y así generar su sustento. El rol de la tecnología ha sido significativo en el cambio que ha dado la vida de estas mujeres de la desesperanza a la posibilidad de ver cumplidos sus sueños de progreso y apoyo a sus familias. En la Fundación se continúa promoviendo a mujeres en condición de migración a empoderarse por medio de la inclusión económica. A las promotoras de este programa las anima ser testigos de los sueños hechos realidad de estas mujeres y sus familias, inspirados en Santa María Eufrasia, tenemos fe de que, quien salva a una mujer, salva a una familia. Por: Karina Carranza. Comunicaciones FBP |