
Liliana Buitrago volvió a creer en la amistad y en ella misma. Desde la Seccional San Juan Eudes en Medellín, nos comparte cómo reencontrarse con otras mujeres y con su esencia le devolvió la tranquilidad🫂.
Te invitamos a leer su historia de vida👇🏻
Nunca se pierde la esencia. Así describo lo que ha sido para mí llegar a la Fundación El Buen Pastor. Antes de venir, me mantenía muy encerrada en casa. Había perdido la confianza en mis amistades porque muchas veces me fallaron o me trataron mal, y eso me hizo cerrarme. No lograba volver a sentirme bien cuando alguien me decepcionaba. Hasta que una vecina me invitó a conocer la Fundación… y desde el primer momento me gustó. Me encanta estar en grupos, y aquí sentí esa energía que tanto extrañaba.
Estar en la Fundación me hizo recordar aquella etapa bonita que viví con mis amigas. Volver a compartir con otras mujeres me hizo sentir importante, tranquila, animada. A veces me deprimo por motivos personales, pero venir a este espacio me ayuda a dispersarme, a desconectarme de los problemas y encontrar un poco de paz. He entendido que todo es un proceso. Antes vivía muy centrada en el sufrimiento, pero aquí he aprendido a mirar diferente.
Ya conocía la Fundación desde hace años, cuando hacían cursos de oficios varios. Volver a reencontrarme con las Hermanas ha sido algo hermoso. Ahora hago parte del Grupo de Apoyo a Mujeres (GAM), una experiencia muy chévere que me relaja, me hace sentir bien y me ha ayudado a entender cosas que antes no comprendía. Si tuviera que definir esta experiencia en tres palabras, serían: entusiasmo, alegría y tranquilidad. Las Hermanas, con su cariño y apoyo, alivian ese dolor que muchas llevamos por dentro, y nos ayudan a seguir adelante.